¡México es el mejor país del mundo…!

O eso dijo en marzo de 2024 la entonces candidata presidencial Claudia Sheinbaum Pardo.

Pero ahora, como presidenta, le tocará reducir la cantidad récord de homicidios con que cerró el sexenio de Andrés Manuel López Obrador; dar solidez a las finanzas públicas y manejar la deuda (que se multiplicó), así como contener la aún presente corrupción. También deberá revertir el derrumbe en la expectativa de vida de los mexicanos y la caída de los niveles educativos y de salud del país, así como crear condiciones para acabar con décadas de un comportamiento económico mediocre. Igualmente, tendrá que gestionar los efectos de la reforma judicial, que podrían llevar al país a una crisis institucional histórica y, sobre todo, enfrenta el reto de evitar el incendio de una sociedad polarizada. ¿Será por imposiciones o mediante consensos?

La primera presidenta “del mejor país del mundo” recibió una gigantesca herencia de votos y lealtades, pero también de problemas.

Y con este legado deberá gestionar el futuro de 126 millones de mexicanos.

Leonardo Curzio